Cocinar con «tráhgo» hace la comida más feliz. Hablando en serio. Aquí unos datos de ciertas botellas que te recomiendo no falten en tu cocina.

• Vino blanco, del barato.

El cartón. Es el que más puedes usar, para cualquier caldo o sopa, carne o pollo al jugo, reducción o un remoje nocturno. Siempre tienes que cocinarlo para que el alcohol se evapore. Si quieres ponerte elegante alguna vez puedes usar vino dulce, jerez (muy seco) o ya de frentón un sauvignon blanc de 5 lucas.

Por ejemplo, quieres hacer una sopa… Doras los vegetales en un poco de aceite de oliva y con los aliños, y una vez medio quemadito todo, le echas el vino. Tienes que oler de vez en cuando el vapor hasta que no moleste el olor. Luego bajas el fuego y dejas que se reduzca (que baje el nivel del líquido), revolviendo de vez en cuando. Después agregas el agua hirviendo.

Puedes usar champaña, muy buena para dejar remojando una carne y después cocinarla en en ésta, quedando un caldo de los dioses.

Más entraíto el invierno, vendrán buenas recetas de sopas.

• Oporto

Amargo y dulzón. Hecho con mezclas de vinos envejecidos, es bien bueno para remojar una carne o un pollo, así como para hacer una reducción. Cuesta como 4 lucas, si mal no recuerdo, pero dura harto tiempo.

• Cognac

Rico rico para los caldos. También para flambear; doras cebolla por ejemplo, le echas unas dos tapitas de cognac y acercas un fósforo prendido. Pum. La cosa se quema levemente por arriba, dejando un gusto dulzón medio quemado, bien apetecible.

•••

Si te gustan los caldos un poco ácidos, agrega junto con uno de los anteriores unas gotas de vinagre, blanco o rojo. Al principio sale un olor muy fuerte, pero se pasa al cabo de unos minutos.

Ya, partiste al supermercado y suéltate las trenzas.