Papaya. Si a veces te aburre el arroz blanco, prueba este invento de mi padre -gran referente culinario- inspirado en olores del valle central.

2 o 3 personas • 25 minutos

  • 1 taza de arroz
  • 1 limón (o naranja chica)
  • una cucharadita de Eneldo
  • 1 diente de ajo

Hierve ½ litro de agua en el hervidor. Lava bien el limón y ralla la cáscara. O si quieres pélalo, pero procurando que la parte interior de ésta no quede con mucha materia blanca, porque es muy amarga. Luego, sobre una tabla pica la cáscara bien fina. Corta el limón en dos y si tiene, sácale las pepas.

Pela el diente de ajo, cortándole las puntas primero. No te asustes, lo vas a usar solo para aromatizar.

En una olla echa un poco de aceite vegetal y pon a calentar a fuego medio. Espera un par de minutos y luego agrega el arroz, un poco de sal, el ajo, eneldo y la cascara de limón. Revuelve mezclando bien. El arroz se dora para que no suelte el almidón, el cual hace que se pegotee. Entre más frito el arroz, más graneado y seco. Pero en este caso no quieres que esté muy seco, ni tampoco muy pegoteado, por lo que hay que ser bien observador.

Sigue revolviendo sin parar hasta que en los granos puedas ver el centro blanco. En ese momento baja el fuego y pon bajo la olla un tostador. La misma taza donde estaba el arroz, llénala de agua hirviendo y se la echas a la olla. Sí, suena la cosa.

Luego, con la mano exprime las dos mitades de limón, dejando caer el jugo en la olla.

Agrega otra taza de agua hirviendo. Revuelve suavemente dando una vuelta con la cuchara y luego empuja hacia abajo los granos que hayan quedado pegados en los bordes fuera del agua. Tapa la olla.

Cocina a fuego bajo. Cuando hayan pasado unos 15 minutos abre la olla, acerca la oreja y escucha; debiera sonar aún el ruido de lo que queda de agua burbujeando. Monitorea cada cierto rato con tu oreja hasta que el burbujeo haya parado. Para asegurarte que esté listo, entierra el mango de la cuchara de palo para mirar un poco el fondo. Apaga el fuego, retira la olla del tostador y deja reposar.

Si quieres amoldarlo, llena un recipiente con el agua caliente que queda en el hervidor, para que agarre buena temperatura y no enfríe el arroz. Espera unos minutos… haz algo por mientras, no te quedes ahí parado. Después botas el agua. Agrega el arroz con cucharadas grandes siempre aplastando. Luego dalo vuelta y debiera bajar solo, o con unos golpecitos si se pone porfiado.

Ya no hay razones para tenerle miedo a hacer arroz, solo hay que observarlo bien.

• Si vas a imprimir esta receta, trata de hacerlo en una hoja que ya hayas usado por un lado.