Sopa de pasta corta, tortilla de huevo y berenjena tajeada y asada. Curioso plato para celebrar el regreso… tanto que prefirió los pellets.

2 personas • 60 minutos

  • 1 berenjena
  • 1 diente de ajo
  • 1 a 2 tazas de pasta corta
  • ½ litro de caldo de carne
  • 3 huevos
  • rúcula
  • queso parmesano

Prende el horno. Parte el ajo por la mitad a lo largo y sácale la vena que va al centro, para que no quede tan fuerte. Luego pícalo fino. A la berenjena hazle dos tajos profundos a lo largo (sin atravesarla), con una distancia de dos dedos entre sí. Ponla sobre un pedazo de papel metálico. Dentro de los tajos, echa el ajo, sal, pimienta y llénalos de aceite de oliva. Envuélvela hacia arriba, así no se saldrá el aceite. Métela al horno y deja calentar a fuego alto. Toma el tiempo.

En un recipiente, bate los huevos con unas hojas de rúcula despedazadas, sal y pimienta. Cuando la berenjena lleve 30 minutos en el horno pon a calentar el caldo. Si no tienes guardado, usa 1 cubito disuelto en 2 tazas de agua, pero que sea de costilla, es de los mejores. Cuando hierva, pon a cocer en él la pasta.

Por mientras calienta un poco de mantequilla en un sartén antiadherente grande y echa los huevos batidos. Cuando empiece a estar sólida la mezcla y se desprenda del teflón -pasados unos 2 minutos- comienza a doblarla por la mitad con una espátula, sin que se rompa. No importa si lo que aún está líquido se te escapa, cuando se cueza lo incorporas al resto. Cuando ya esté cocida, apaga el fuego y pásala con cuidado a una tabla. Córtala en tiras de 1 dedo de ancho más o menos.

La pasta no se te puede recocer, mientras estás haciendo la tortilla, tienes que estarla probando. Deja de cocerla cuando esté a punto, para que termine en el mismo caldo mientras sirves.

Saca la berenjena del horno, empilúchala, córtale la punta con el tallo y luego la cortas por la mitad. Pon cada una en un plato hondo, sirve la pasta con el caldo y encima reparte las tiras de tortilla. Echa arriba un poco queso parmesano.