Lo sé, lo sé… qué pasa con la flojera. Lo que pasa es que la vida es complicada, a veces.

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1 persona • 30 minutos

  • 1 papa grande
  • 1 vara de apio
  • 1 cucharada de azúcar rubia
  • 2 cucharadas de oporto
  • 1 cucharada de mantequilla
  • 1/4 taza de leche

Corta la papa en 8 y échalos a cocer en agua hirviendo con un poco de sal, hasta que estén bien blandos.

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Cuando los trozos de papa estén blandos, corta el apio en rodajas – diagonales para hacer la cosa más bonita- y ponlos a dorar en un sartén con un poco de aceite de oliva. Dora por unos 5 a 7 minutos, revolviendo de vez en cuando y luego agrega el oporto (si no tienes, usa vino blanco). Baja el fuego y deja que que se reduzca; que el jugo se ponga más denso.

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Por mientras, cuela la papa y devuévela a la olla. Machaca los pedazos con una cuchara de palo y agrega la leche y la mantequilla, un poco de sal y pimienta. Mezcla bien y tapa la olla para que no pierda calor.

El apio debiera estar listo, no dejes que se seque mucho para que ese juguito dulzón lo puedas mezclar con el puré.

Para servir, cuando tengas listo el acompañado, una carne mechada por ejemplo, echa el puré en el plato y encima dejas caer el apio y su jugo.